Minas el “granero” de Quito |
Foto archivo |
San José de Minas se encuentra
ubicada a 80 kilómetros de la
ciudad de Quito. La pequeña parroquia, cercana a Imbabura, es la mayor productora de granos en la provincia de Pichincha.
Sus productivas tierra están
habitadas por casi 8.000 personas, en su mayoría longevos. Al menos, esto es lo que
indica el Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos (INEC)
en un documento lanzado el
año pasado.
En estas tierras el paso del
tiempo es nulo, los ruidos de
la ciudad no existen, la seguridad es la misma de hace
casi un siglo, la delincuencia
es poca o nula, por ello cada
vez que algo rompe la cotidianidad, es el tema del cual se hablará durante un tiempo
importante, hasta que todo
vuelva a una relativa tranquilidad. Aunque el tiempo aquí
no solamente se ha detenido
en lo cotidiano, lo ha hecho
también en el desarrollo.
San José de Minas no cuenta con una sola vía de primer
orden, la mayoría de sus calles
son de adoquín, cuya existencia no supera los 10 años, eso
en el mejor de los casos, en
el otro, pues el material predominante es la tierra, lejos
de los varios centímetros de asfalto usados en las calles de
Quito, o en una carretera.
Las
consecuencias de esta realidad son más que visibles, por
ejemplo: Ir de la ciudad de
Quito, tomando como punto
de referencia a "El Panecillo",
a Otavalo en auto, nos tomaría
1 hora con 45 minutos, curiosamente el mismo tiempo que
nos tomaría llegar a "Minas",
la diferencia, pues bien, radica
en que la ciudad de Otavalo,
perteneciente a la provincia
de Imbabura, se encuentra
ubicada a 122 kilómetros de
la capital ecuatoriana, es decir, 42 kilómetros más lejana
que la última parroquia del
distrito metropolitano.
Sin embargo, estas dificultades logísticas no han impedido que esta pequeña extensión de tierra, que marca
la frontera entre Pichincha e
Imbabura, se aísle, al contrario, se convirtió en el mayor
productor de granos de la provincia y es quien se encarga de
abastecer a la ciudad y sus casi
tres millones de habitantes.
Pero no todo es bueno en
este aspecto, el ser el "granero" de Quito, ha significado que
la mayoría de sus habitantes
se dediquen a la agricultura,
incluyendo a niños menores
de 12 años quienes desertan
de la educación primaria para
dedicarse de lleno a los sembradíos familiares.
Pepe Cantero
Cuando se dice que esta
parroquia ha quedado estancada en el tiempo se lo
menciona en todos los
sentidos, es por ello que
el relato de historias es
una tradición que no
tiene fecha de caducidad.
El Héroe de esta localidad es nada más
que Pepe Cantero, un
personaje que está en la
mente y boca de todos aquellos que quieran mencionar a
los buenos valores y a las buenas costumbres.
Es un hombre omnipotente, su cuerpo
podrá no estar presente, pero siempre lo hará a manera de
pensamiento en la mente de
las personas.
Pepe es el “súperman” de
la localidad y no es por nada.
Cuando era joven trabajaba incansablemente (lo sigue haciendo, a pesar de su
edad, pero en menor medida), además era el terror de
los ladrones y malandros que
delinquían en la tranquilas
tierras de su “llacta”, su eterno enemigo de esos
tiempo era Pedro
Navaja, quien era
un ladrón desalmado que atemorizaba
a la gente tuvo varios
encuentros con Pepe,
siendo este último el
vencedor en todos los
encuentros, pues como
el decía: “la honestidad
siempre vencerá”
Pepe vive aún, siempre
orgulloso de la tierra que lo
vio nacer, pero en un estado
de preocupación debido a los
problemas que la asechan.
El día llegará
¿Qué se espera exactamente? Pues bien, nadie, ni siquiera Pepe, lo sabe a ciencia cierta, lo único que los pobladores
esperan es que alguien vea en
San José de Minas, un lugar
atractivo para invertir, un lugar de oportunidades, en donde se puedan beneficiar tanto
inversores como habitantes, y
no sólo en lo económico, sino
también en lo social.
Aquí los más jóvenes deciden salir de su hogar, debido
a la falta de oportunidades
existentes fuera de la agricultura.
Esto último ha llevado a una baja tasa de natalidad, que puede significar en unos años, la desaparición de la parroquia. Por ello se hace necesario cambiar la realidad del “granero” de Quito si queremos seguir disfrutando de varios granos y productos que se dan en esta zona privilegiada de Pichincha.
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